martes, febrero 28, 2006

Pasado, mas no simple y menos perfecto.

No me acuerdo de haber vuelto si es que en algún momento lo he hecho, creo que sí porque mi mirada ya no es la misma ni mis pensamientos tampoco.
Donde queda el pasado? No lo sé, quizás vagando como un fantasma para atormentarnos a medianoche o quizás quede agazapado en cada miedo o complejo para devorarnos cuando pueda, quizá sea eso que no es un past simple si no un present perfect, aunque mejor dicho imperfect...porque sus errores los pagamos ahora...con creces.

jueves, febrero 23, 2006

Se acordaron del pozo que había en la parte posterior de la casa en medio de un terreno pedregoso y la idea de refrescarse con su agua les atrajo de tal manera que totalmente desnudos y descalzos fueron al exterior. Entre risas y bromas se expusieron al sol que golpeaba con fuerza sus mentes adormiladas, y cuando se asomaron a la profundidad del hoyo descubrieron que se encontraba casi seco. Sin embargo ella quería bajar agarrándose a la cuerda y aseguraba que sería divertido y emocionante. Marcos accedió de buena gana y rápidamente subió el cubo para después ayudarla a colocar sus pies dentro y decirla que se agarrara fuerte. Lentamente fue soltando la cuerda y los gritos de satisfacción ocasionaban un dulce eco en las paredes de piedra, pero cuando ya se estaba cansando se percató que no habían calculado el esfuerzo que supondría subirla de nuevo. Tiró concentrando toda su fuerza en hacer que la cuerda se moviera en dirección a él, ahora el sudor resbalaba hasta sus ojos y le nublaba la vista. Las venas de sus brazos hinchadas eran testigos de la ansiedad que en esos momentos le estaba atrapando cuando de pronto la cuerda se rompió, él cayó torpemente al suelo y en el fondo del pozo se hizo el silencio.

jueves, febrero 16, 2006

Te comeré los pechos (parte 1)

La marihuana empezaba a provocar su efecto y la risa fluía entre sudores y caricias descaradas mientras las sábanas les molestaban sobre sus cuerpos.
Eran las 10 de la mañana de un día que se presentaba realmente caluroso, el termómetro marcaba los 35 grados y ellos se encontraban extasiados de beberse entre la costumbre y la imaginación de sus cuerpos. El sudor confesor de sus placeres se derrapaba por la piel como delicados besos listos para atrapar al vuelo, una insinuación prohibida cuando los labios se encuentran desgastados y quemados por la sed.
Para Marcos la presencia de ella era estar arañando la vida cada noche entre sus piernas y sobre sus pechos, le encantaba morderle delicadamente los pezones mientras ella se arqueaba y dejaba escapar un suspiro atrayéndole mas hacia sus secretos. Le gustaba imaginar como seria morderlos y sentir la carne estallar mientras la sangre bañaba su boca y su respiración. Ahora mismo su mirada se perdía en su sonrisa rozando casi la divinidad a causa de las drogas y el humo le resultaba algo misterioso en aquella sombreada claridad causada por la luz que se escurría por las rendijas de unas ventanas tan viejas como aquel caserón.
- “Un día te comeré los pechos”- le dijo en voz queda y se abalanzó sobre ella con algo de agresividad palpitante, mientras fácilmente penetraba su cuerpo y ella respondía con un quejido mas de placer que de dolor. Habían conseguido para la ocasión, una casa sola en la montaña, querían comerse el tiempo y detenerlo entre la paranoia y la irrealidad, escapando de lo común y lo nostálgico dejándose llevar por la sombra de lo indebido y si cabe por la locura.

Cuando llegaron al éxtasis orgásmico se encontraban jadeando uno al lado del otro y el calor se había convertido en algo agobiante.